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15 de julio.

Me encuentro en el paseo marítimo que rodea mi pequeño pueblo, noto como la gente me mira y se lo que están pensando. Me miran sorprendidos, ¿cómo una joven pasea sola?. Pero mi vida es así. En el instituto soy una más, tengo pocos amigos por no decir ninguno, soy tímida y prefiero estar sola antes de estar con gente a la que no quiero. Les miro por última vez, me coloco las gafas de sol y sigo caminando. A lo lejos veo una tiendecita típica del verano. Me suelen llamar muchísimo la atención las pulseras que se venden en esos lugares, me acercó un poco más y echo una vistazo. Un señor de unos cincuenta años me mira desde atrás de la barra, me sonríe y me saluda con la mano izquierda. La tiendecita está medio vacía, es lunes y la gente no deja sus casas para ir a la playa, lastima. Me compro dos pulseras marrones a conjunto con mi camiseta y sigo mi camino. Miro a mi alrededor, un par de ancianas se abanican con unas revistas, unos niños hacen castillos con la arena, una pareja se besa debajo de la sombrilla y a lo lejos un grupo de chicos juegan al fútbol. Todos son felices, todos están compartiendo este día con la gente que quiere y en cambio, yo estoy sola. 
Soy M. una estudiante de 19  años que se encuentra sola en la playa. Me acerco a la orillas para poder olvidar los pensamientos tan tristes que se alzan desde mi interior. Me quito la ropa, la dejo a lado de mi bolso y de mi toalla y me adentro poco a poco en el mar. Miro al cielo y una par de gaviotas planean desde lo alto, buscan algo que pueda servir de sustento, pero no encuentran nada y alzan de nuevo el vuelo. Doy unos pocos metros más, miro al frente. Unas motos acuáticas se adentran en el mar, muy lejos. Me andentro yo también un poco mas pero no llego muy lejos pues mido muy poco y el mar me cubre hasta los hombres donde a los demás solo les llega al estomago. Oigo unas risas a mi alrededor. Me doy la vuelta y veo a un chico de pelo rizado mirándome. Se que se ríe de mi, se que todos sus amigos se ríen de mi. Salgo del agua, le miro una ultima vez y camino hacia la pasarela que me lleva de vuelta al paseo marítimo. No volveré a esta playa. Cuando piso el cemento y dejo atrás la arena lanzó un suspiro y me pongo en marcha en busca de mi coche. 

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